Champagne Drappier explica la filosofía de la gama brut nature

Puede que el brut nature esté de moda, pero Champagne Drappier lleva tres décadas abogando por elaborar vinos de baja dosificación.

Las tendencias son un negocio voluble: en busca de la próxima gran novedad, casi cualquier cosa puede declararse "de moda". Cuando los vinos de menor graduación se abrieron paso en los bares de vinos en la década de 2000, su estatus podía parecer precario, pero la prueba evidente ahora es que los estilos más secos han aumentado su cuota de mercado.

En Champagne Drappier, sin embargo, la tendencia encaja con un proyecto a más largo plazo. La casa ha visto ir y venir muchas tendencias desde que comenzó su producción en 1808. Sin embargo, bajo la dirección de Michel Drappier, los vinos brut nature han sido un proyecto de las tres últimas décadas.

Sus orígenes se remontan a 1992, cuando Drappier elaboró las primeras botellas experimentales de un brut de Pinot Noir. Posteriormente, en 1995, se incorporó a la gama de forma permanente. Anterior a la tendencia reciente, es una prueba de la filosofía de la casa: elaborar champagnes brut nature como una declaración de calidad, más que como curiosidades de moda.

La gama brut nature se ha ampliado con una cuvée blanca "sans soufre" (sin sulfitos) y un rosado. Drappier también ha lanzado dos productos nicho. El Brut Nature Rosé "Les Riceys" sólo utiliza uvas de esa comuna de la Côte des Bar, y el más reciente, llamado Trop m'en Faut, es un ejemplo de Fromenteau (Pinot Gris) poco utilizado. Este segundo vino obtuvo una medalla Master en los Champagne Masters de este año, al que elogiaron como un "vino encantador, aromático y floral, que despliega suaves notas de glicinia y melocotón blanco con intensos matices de pan tostado con mantequilla, humo y lías".

El compromiso de Drappier con el brut nature, por tanto, no es nada nuevo. De hecho, el estilo es un resultado natural de la posición, literal y metafórica, de la casa en Champagne.

Entre sus viñedos de la Côte des Bar, Drappier cuenta con algunos de los emplazamientos más cálidos y continentales de Champagne. En las últimas décadas, gracias al cambio climático y a los avances en la vinificación, la subregión ha producido de forma fiable ejemplares maduros de Pinot Noir. La decisión de Michel Drappier, por tanto, estaba innatamente ligada a sus condiciones de cultivo. La opulencia natural del Pinot Noir (y también del Fromenteau) en un clima más cálido puede equilibrarse con una dosificación más baja, expresando mejor la fruta de Drappier.

La menor dosificación también permite una fina expresión del terruño. Todos los brut nature de la casa proceden de sus propios viñedos, situados en el pueblo de Urville. La geología local, dominada por la arcilla emergente del Jurásico, aporta a los vinos una columna vertebral mineral que, de otro modo, quedaría oscurecida por una dosificación excesiva. La elección de desarrollar una gama brut nature nace del amor por los viñedos locales.

En este sentido, el proyecto brut nature de Drappier refleja los principios generales de la casa. Los viñedos que posee, por ejemplo, se cultivan ecológicamente para proteger mejor la tierra y expresarla con mayor autenticidad. A escala mundial, Drappier fue la primera casa de champán en obtener el certificado de neutralidad de carbono. En reconocimiento a este enfoque respetuoso con el medio ambiente, Michel Drappier fue nombrado Personalidad Verde del Año en el sector de las bebidas en 2017.

Estos esfuerzos por producir vinos sostenibles y auténticos son loables y se han convertido en un elemento central de la identidad de la casa. Sin embargo, el desarrollo a largo plazo de una gama brut nature demuestra la fe de Drappier en el vino de alta calidad, más que en un truco de moda. No cabe duda de que los vinos prosperan en vinotecas agresivamente chic pero, como demuestra su éxito en las medallas, son demasiado buenos para encasillarlos tan simplemente.