Baleares prohíbe el consumo de alcohol

Las islas españolas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera han introducido la prohibición de la venta de alcohol a partir de las 21.30 horas de cada noche en un intento de "corregir actitudes incívicas".

Según datos del Ministerio de Turismo español, el archipiélago mediterráneo recibió unos 14 millones de visitantes en 2023, lo que lo sitúa en segundo lugar, tras Cataluña (18 millones), como destino vacacional español.

Sin embargo, los turistas que deseen tomarse una copa después de una cena tardía tendrán que tener cuidado de no verse sorprendidos por una nueva ley que prohíbe la venta de alcohol entre las 21.30 y las 8.00 horas en algunas de las zonas más visitadas de la región.

Llucmajor, Palma y Calvià, en Mallorca, y Sant Antonio, en Ibiza, lugares muy frecuentados por los turistas británicos, han visto cómo se aplicaba la prohibición con efecto inmediato; la fecha más temprana para la retirada de la política es a principios de 2028.

El alcohol comprado antes de las 21.30 puede seguir consumiéndose. Otras medidas introducidas en el paquete son la represión del vandalismo y la desnudez pública.

Entre los partidarios de esta política se encuentra Jaime Martínez Llabrés, alcalde de Palma que fue elegido el año pasado sobre una plataforma de lucha contra el comportamiento antisocial, expresó su esperanza de "corregir las actitudes incívicas" mediante la prohibición, y criticó las leyes anteriores por ser demasiado "laxas".

Quienes infrinjan estas normas podrían ser sancionados con una multa de hasta 3.000 euros.

Puede que no se trate sólo de conseguir que los turistas se comporten mejor, sino de disuadir a algunos de venir. Entre las medidas adoptadas anteriormente se incluye un límite de seis comidas al día para los turistas de vacaciones con todo incluido. También se han prohibido los bares y las happy hours.

Martínez Llabrés ha manifestado abiertamente su deseo de que haya menos jóvenes juerguistas visitando Palma, prefiriendo un turista más maduro.

Una campaña del ayuntamiento de Ámsterdam en la que se decía a los británicos que se emborracharan que "se mantuvieran alejados" pareció tener cierto éxito a la hora de disuadir a los visitantes.