Ramón Bilbao reflexiona sobre su centenario

Rodolfo Bastida, enólogo de la bodega riojana, nos cuenta sus impresiones en el inicio del centenario de Ramón Bilbao.

Don Ramón, el fundador de Ramón Bilbao, pasó la mayor parte de su vida esforzándose por conseguir su bodega epónima. Tras trabajar en una cafetería, abrir un almacén de grano y plantar sus propios viñedos, fundó finalmente la empresa en 1924. Cinco años más tarde falleció y su hijo Enrique Bilbao heredó la empresa.

Sin embargo, a pesar de haber visto pocas añadas, su "espíritu perdurable" sigue guiando el trabajo de la empresa, según el enólogo Rodolfo Bastida. "Lo que ha permanecido inamovible es el espíritu inconformista del fundador y el talante emprendedor", afirma, mientras Ramón Bilbao reflexiona sobre su centenario. "Persiste la apuesta por la mejora continua con cada cosecha".

Sin embargo, la bodega opera ahora a una escala y con una calidad que habrían entusiasmado a sus fundadores. Su alcance se ha ampliado con nuevos emplazamientos, sus tecnologías permiten ahora una vinificación precisa y sus operaciones son verdaderamente internacionales. El espíritu no ha cambiado, pero 100 años de crecimiento y cuidadosa inversión han transformado el potencial de Ramón Bilbao. "Se ha pasado de meros sueños a realidades tangibles", afirma.

Bastida declara un objetivo claro, aunque no fácil, para la bodega: "vinos únicos capaces de mostrar la pureza y la esencia de terruños y paisajes". Las palabras "respeto" y "sinceridad" aparecen con frecuencia en sus labios, ya que el productor busca transmitir Rioja a través de vinos frutales y suculentos. Requiere "un acercamiento meticuloso y humilde al terruño", afirma Bastida, aunque no quiere olvidar el "compromiso y la conexión" de la población local en la construcción de la reputación de Rioja.

El meticuloso enfoque queda patente en la cartera. Además de una galardonada gama de vinos de consumo diario, Rodolfo Bastida ha llevado al equipo de Ramón Bilbao a centrar su atención en expresiones singulares en su gama Lalomba. Continuando con la actitud curiosa e inconformista de su fundador, estos viñedos se encuentran a menudo en zonas más frescas de la Rioja Alta y la Rioja Oriental, donde prosperan uvas únicas. Son algunos de los más preciados de las 250 hectáreas de la bodega.

Pero incluso más allá de sus propios viñedos, Ramón Bilbao aplica un meticuloso enfoque de abastecimiento. La cartera se apoya en los conocimientos y la dedicación de la población local a través de socios viticultores a largo plazo.

Este siglo de duro trabajo ha estado plagado de retos. Fundada tras la Primera Guerra Mundial, con la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial en sus primeros 20 años, el telón de fondo fue tumultuoso desde el principio.

Quizá el mayor cambio en 100 años, y el mayor reto natural para Ramón Bilbao en el año de su centenario, sea el cambio climático. El medio ambiente ha pasado a ocupar un lugar prioritario en la agenda. "Hay un fuerte enfoque en el avance de la sostenibilidad", dice Bastida, "y en el reconocimiento de la responsabilidad de mejorar el medio ambiente".

Esa responsabilidad está ahora en la vanguardia del trabajo de Ramón Bilbao. Se adhirió al programa Wineries for Climate Protection en 2017 y al colectivo International Wineries for Climate Action en 2023. Estos programas promueven diversas iniciativas sostenibles e impulsan ambiciones audaces entre sus miembros.

Ramón Bilbao ya ha alcanzado objetivos clave; por ejemplo, su planta utiliza ahora energía 100% renovable. Otros proyectos han reducido aún más las emisiones de carbono, como el aligeramiento de botellas para reducir las emisiones de carbono del transporte.

El trabajo requiere también una relación directa con la tierra. La plantación de especies autóctonas ha creado paraísos de biodiversidad alrededor de los viñedos, mientras que la gama ecológica de Ramón Bilbao protege la naturaleza, fomenta la innovación vinícola y responde a las tendencias de los consumidores.

A medida que la empresa ha ido creciendo, también lo han hecho sus viñedos. Ramón Bilbao se expandió más allá de Rioja en 2016, produciendo vinos Verdejo en Rueda. "El atractivo de Rueda", dice Bastida, "reside en la naturaleza extrema de su paisaje y en la notable capacidad de la variedad verdejo para producir vinos excepcionales en condiciones difíciles."

El equipo también mantiene la mente abierta a una futura expansión más allá del centenario de Ramón Bilbao. Como explica Bastida, "los criterios clave serían un terruño distintivo, la presencia de variedades de uva locales muy adaptadas y una exploración profunda de la narrativa histórica de los vinos."

En cuanto a su bebida después de un día de trabajo enológico, a Bastida le resulta difícil reducir las opciones. Aunque se declara un enamorado de Pauillac -lo que quizá no sorprenda, ya que comparte con Rioja la textura aterciopelada y el potencial de envejecimiento-, la mayoría de las veces se decanta por la gama propia de la empresa.

Para una velada de relajación y reflexión, se inclina por "una interpretación elegante del clasicismo" en el Ramón Bilbao Gran Reserva 2015 o el Reserva 2018. Si se siente más aventurero, los vinos Limite Sur y Limite Norte son sus favoritos. El dúo utiliza zonas de gran altitud y variedades de Rioja más antiguas, a menudo olvidadas, en un estilo que la bodega cree con orgullo que está ampliando los límites de la elaboración del vino en Rioja.

Pero si hay que elegir sólo uno, destaca el Mirto de Ramón Bilbao 2016. "Directo y sin complejos", en palabras de Bastida, "ofrece un viaje rápido por los pueblos más frescos y especiales de la región, donde se producen posiblemente los mejores tempranillos del mundo."

Como vino insignia de Ramón Bilbao es una elección acertada. Sin embargo, con el curioso enfoque de la bodega, no hay ninguna posibilidad de que se duerma en los laureles. Bastida y sus sucesores tendrán muchos más lugares que descubrir y vinos de calidad que elaborar cuando Ramón Bilbao entre en su segundo siglo.